Leo en Infoworld que en opinión de Matt Asay, todo proyecto mediano/grande de software libre debería tener un buen abogado entre sus filas. No un abogado de los de Ally McBeal que, excéntrico o no, gane todos los juicios en un tribunal, sino uno de los llamados «abogados de negocios», alguien bregado en cuestiones de licencias, patentes, contratos y cláusulas extrañas (la letra pequeña, vamos).
Según Matt, si un proyecto de software libre se anima a contratar un abogado, esto es lo que obtendrá:
- La habilidad de usar las licencias como una herramienta o un arma competitiva en lugar de ser el «hijo bastardo» del «verdadero negocio» del software..
- Ahorrarás un montón de dinero en costes legales.
- Un abogado menos que estará ahí fuera para demandarte 🙂
No está nada mal 🙂
¿Qué opináis el resto? ¿Un abogado vendría bien en las filas de proyectos como Samba, el núcleo Linux, la fundación Mozilla y demás? Yo creo que sí, aunque probablemente ya tengan a alguno por ahí cerca.
Dentro de nuestra legislación, tenemos a los míticos Carlos Sánchez Almeida y Javier de la Cueva, aunque poco a poco también nos van sonando otros nombres como David Maeztu o Jorge Campanillas.
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