El reputado sociólogo Manuel Castells, dijo hace unos días en una entrevista concedida a El Periódico de Catalunya que «lo importante es que (los políticos) estimulen la creatividad tecnológica apoyando el software libre«. Es más, continuó diciendo «y que contraten microempresas innovadoras de aquí, en lugar de engordar a Microsoft«. Casi nada 🙂
Supongo que para la gente que analiza la Red desde un plano no tan técnico como el que se acostumbra en Facultades de Ingeniería, Manuel Castells es toda una referencia. Sin embargo, muchos de nosotros hemos tenido un primer contacto con Castells al leer su best-seller «La Galaxia Internet«, así como el prólogo al libro «La ética del hacker» de Pekka Himanen.
Los hackers de los que habla Himanen no tienen por qué ir con un abrigo de cuero hasta el suelo, gafas de sol incluso por la noche y dos pistolas en los tobillos, tampoco tienen por qué asaltar bancos online y entrar en los servidores de la NASA o el Pentágono. Son otros, los ingeniosos que han sabido pasar de la ética protestante del trabajo y dedicarse a lo que más les gusta, con pasión.
Muchos de estos hackers son ramas fundamentales dentro del gran árbol del software libre, estructuran proyectos, desarrollan funcionalidades y corrigen defectos, con originalidad y frescura, sin perder el espíritu hacker, aunque cobren por ello (no son entes adimensionales :-D).
Hackers y software libre son dos conceptos que han ido siempre de la mano. Los hackers implican creatividad, por eso hay muchos proyectos libres que rebosan creatividad (no toooodos, hay algunos que no son más que simples calcos de otros proyectos privativos).
Castells pone el dedo en la llaga en dos cuestiones: la creatividad tecnológica de nuestra sociedad y el desarrollo local. El software libre nos permite ser creativos, modificar todo a nuestro antojo. Y nos permite crecer localmente, sin tener que rendir subsidiariamente cuentas a una empresa extranjera, fomentando el enriquecimiento cultural y monetario local.
El resto de la una entrevista no tiene desperdicio, muy recomendable 😉
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