¿Por qué las empresas no dan soporte a Debian?

Con este título arranca el artículo de opinión de Steven J. Vaughan-Nichols en LinuxWatch, en el que se apuntan razones bastante lógicas acerca del escaso soporte que recibe de la industria la distribución de la espiral.

Como ya sabemos, Debian es una distro un poco especial. Está compuesta íntegramente por gente voluntaria que participa sin esperar ganar dinero por ello. Este planteamiento comunitario no es que esté poco interesado en el negocio derivado de su trabajo, sino que simplemente lo rechaza. Como se comenta en el citado artículo, ha habido problemas relacionados con este tema: en 2006 algunos desarrolladores decidieron pagar una cantidad de dinero a los dos coordinadores de la publicación de la nueva versión de Debian para premiar su esfuerzo extra, esta decisión provocó que otros desarrolladores decidieran no colaborar con la siguiente versión de la distribución y evitaran que se viera ningún progreso por la inyección de dinero al proyecto.

Otros intentos de llegar a acuerdos con empresas han fracasado. Incluso los liderados por Ian Murdock, el fundador de la distribución (es el «Ian» de «DebIan»), a traves de la Debian Common Core Alliance, han chocado contra la comunidad debianita.

Esta comunidad no solamente ha rechazado intereses comerciales en sus desarrollos, sino que también decidió cambiar el nombre y el logo de Mozilla Firefox (a Iceweasel, la comadreja ártica), por restricciones en su uso.

Visto todo esto, se podría decir que la comunidad de desarrolladores de Debian es una banda de fundamentalistas del software libre, y lo peor de todo, ni siquiera tienen Ayatolah, pues el puesto de responsable cambia cada año. ¡Menudo panorama para las empresas que quieran trabajar con Debian!

Con esa situación se encontró Mark Shuttleworth y decidió tomar las de Villadiego y montar Ubuntu.

¿Es esto algo malo? Yo creo que no. De hecho, estoy encantado:

  • Por una parte tengo una empresa como Canonical Ltd. que ha creado una versión de Debian fácil de utilizar e instalar, bastante actualizada, un poco más chapucera que su antecesora, pero con suficiente calidad. Al ser una empresa, puede negociar acuerdos con otras empresas. De hecho ya lo está haciendo. A través de Ubuntu tenemos una Debian que puede ser más ágil y comercial cuando haga falta.
  • Por otro lado, tenemos a Debian, una distro sin la presión del mercado, que se preocupa de hacer las cosas bien, porque no tiene que engañar a ningún cliente o competidor. Su funcionamiento democrático es todo un ejemplo a seguir. Además, al ser un proyecto voluntario y comunitario, es muy difícil de atacar por parte del tejido empresarial. Ningún grande del software privativo podrá lanzar una OPA sobre Debian, o firmar un acuerdo como el de Novell. Están en otra onda (y eso no siempre es malo 🙂 ).

Aún así, grandes empresas usan Debian en algunos de sus productos y servicios (HP, IBM, Google, SGI…), por algo será, ¿no? 😉

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