He pasado una semana de reflexión, mordiéndome constantemente la lengua, para no soltar otra desorbitada sarta de improperios contra nuestro poco estimado Ministro de Cultura.
Iba titular esta entrada así: «Si eres Ministro, insulta a todo Cristo», pero creo que con el comentado artículo ya me pasé de creativo en los titulares, así que lo he dejado casi como el original, pero en subjuntivo [*].
Y uso el subjuntivo porque no es algo que se esté dando. La industria audiovisual no está siendo legal con la sociedad, ni siquiera con sus consumidores. Tampoco lo está siendo el Ministerio de Cultura con la sociedad española, ni siquiera con sus votantes. Confundir industrial audiovisual con cultura es demencial. Que lo haga el propio Ministro de Cultura no es demencial, es terrorífico 🙁
La campaña es Goebbels en estado puro. Han hecho unos vídeos que son de auténtica mofa. Rivalizan con otros vídeos creados con ganas de hacer reír de verdad en hilaridad:
¿Cuál de los dos vídeos es el que va en serio? A mí me cuesta decidir.
¿Y qué puedo aportar yo a la espectacular montaña de letras que se ha escrito sobre la campaña? Después de leer al genial David Bravo, casi nada divertido. Después de leer al acertado Jorge Campanillas y sus 10 aclaraciones, casi nada más explicativo. Después de leer a la gente desahogándose a gusto («Si eres legal, presenta tu dimisión», «Si eres legal, no eres corrupto», «Si eres legal…», «Mea culpa y caga leyes», etc.), tampoco creo que vaya a innovar mucho en ese aspecto…
Bueno, yo solamente quiero apuntar unas cuantas cosas desde este blog:
- Trabajo en una institución educativa y tengo un compromiso firme con compartir el conocimiento. La campaña orquestada por la SGAE y el Ministerio de Cultura van totalmente en contra de este compromiso.
- Así mismo, soy autor de artículos de divulgación, varios capítulos de distintos libros, cientos de artículos en Internet, materiales para cursos y conferencias, demostraciones técnicas en audio y vídeo, etc. Siendo autor, no me siento en absoluto representado por ninguna sociedad de gestión y me enervo cuando hablan en nombre de todos los autores.
- Me repugna ver cómo todo un ministerio se pone de rodillas ante los intereses de unos pocos (a los que el favorcito de «NO a la guerra» les está saliendo barato) y da la espalda al resto de la sociedad, que es a quien tiene que servir.
- Estoy harto de que me insulten cada vez que voy al cine, y que lo hagan cuando no voy. ¿Quién se creen?
- Me parece lamentable que un iletrado como Alejandro Sanz me trate dar lecciones de moralidad cuando además de fijar su residencia en Miami para evitar pagar impuestos en España, le pillan haciendo pufos en Liechtenstein.
Vale. Alguien puede pensar… ¿y esto qué tiene que ver con el Software Libre? No es tan difícil de ver, el Software Libre es solamente una forma de proteger al usuario de software. La cultura libre, una forma de proteger el derecho al acceso a la cultura para todo el mundo. Si nos quitan eso, nos cambian alimentación por McDonadls, música por Operación Triunfo, literatura por Dan Brown, teatro por High School Musical, cine por Scary Movie 5. No hemos pasado más de dos milenios copiando a los clásicos para acabar convirtiendo nuestro acervo cultural en una estantería de productos prefabricados de bajísima calidad 🙁
Si fueras legal, señor ministro, serías legal y no tratarías de convertir la mayor biblioteca de toda la historia de la humanidad en un centro comercial de subproductos lamentables. Quizá lo que te falte es eso, Cultura, con mayúsculas.
<brasa mode=pendatic>
[*] Nota para mis paisanos vascos: sí, en castellano las condicionales son parecidas al euskera. La condición se expresa utilizando un tiempo verbal (pretérito imperfecto de subjuntivo) y la consecuencia, otro diferente (condicional simple). Todavía me alucina que aquí se diga: «Si serías legal, serías legal», porque en euskera no se dicen igual condiciones (bazina) y consecuencias (zinateke).
[*] Nota para mis paisanos castellanohablantes: a pesar de que estéis acostumbrados a usar el pluscuamperfecto de subjuntivo para las consecuencias («si hubiera sido legal, hubiera sido legal»), usar el condicional simple tiene más sentido, porque permite determinar rápidamente cuál es la condición y cuál la consecuencia.
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