El pasado lunes comencé la semana con una charla de Introducción al Software Libre en el campus de Donostia de la uni (gracias Iratxe y Miguel por la invitación 😉 ), y en el turno de preguntas salieron a la palestra las patentes de software.
En mi humilde opinión, las patentes de software NO fomentan la innovación y son una gran traba a empresas que no se puedan costear los 60.000 euros que puede costar defender un programa mediante patentes a nivel mundial (los precios van en función del ámbito de protección: patentar solo en España es bastante asequible, en Europa bastante más caro y ya a nivel mundial los precios son prohibitivos).
El software ya se protege legalmente con los tratados internacionales de copyright y las patentes de software no añaden nada nuevo ni para la sociedad, ni para el desarrollador, ni para su empresa.
La única utilidad que se les puede encontrar la conocen bien las empresas con una gran cartera de patentes: la amenaza. Si yo soy IBM, la empresa que más patentes de software tiene en su cartera, y me viene una PYME diciendo que le pague porque mi software infringe su patente diré: «mira, pezqueñín, tengo 30.000 patentes de software y tú una, si vamos a juicio quizá pase algo desagradable… sería una lástima tener que cerrar, ¿no crees?».
La semana continuaba de maravilla y el viernes me enteraba, gracias a Barrapunto, que el debate sobre las patentes de software no será reabierto (como ha sucedido una y otra vez, de las formas más esperpénticas imaginables) de nuevo en Europa. Ya han entedido, al quinto o sexto NO rotundo, eso sí, que no las queremos ni en pintura.
Las malas lenguas dicen que nos las intentarán colar estado miembro a estado miembro, así que habrá que andar al loro 😉
Pero no todo es paz y armonía en el mundo del software libre. El domingo amanecimos con un sonrojante artículo escrito por un abogado (Javier Cremades, conocido seguidor de las tesis de Microsoft) que nos hablaba de los peligros del software libre o abierto. ¡Uhhhh! ¡qué viene el lobo! 😀
En fin, Ricardo Galli ya le da sopas con hondas en este acertado análisis.
Con lo bien que habíamos empezado… ;-D
Actualización: Joer, soy un desastre. ¡Si lo que quería comentar era este artículo! Pues eso, que James Bessen y Michael J. Meurer de la Boston University School of Law han hecho números y dicen que, especialmente en la industria de IT, las patentes ya no tienen ningún sentido económico. Algo que ya sabíamos, pero mola que lo diga gente tan lista 🙂
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