Desde el 2000, más o menos, es bastante común encontrarse con titulares sobre «El año del escritorio de Linux», una y otra vez, como en el día de la marmota. De hecho hay gente que incluso hace bromas con el tema, no sin razón.
Cada vez que leo un titular como ese y reviso las estadísticas de uso, pienso que no estamos haciendo las cosas bien y que vivimos en un mundo aparte, aislado, sin conexión con la gente que no adora la línea de comandos. Pero luego ves los pantallazos de GNU/Linux en el 2000 y alucinas.
No sé si este será el año del escritorio en Linux, pero lo que sí sé es que esta década ha sido la del desarrollo exponencial de la usabilidad y vistosidad de los interfaces de usuario libres. No hablo solo de Compiz Fusion y toda la parafernalia de cubos rotatorios, sino a tareas menos vistosas pero bastante espectaculares como arrancar una Ubuntu y que te reconozca «out-of-the-box» el 95% del hardware que utilizas sin necesidad de drivers de fabricantes ni nada por el estilo, o tener asistentes gráficos para todas las tareas que en los 90 se hacían a golpe de consola. Hoy en día es fácil usar un PC con GNU/Linux y no tener que usar la consola en ningún momento, eso es un avance bestial en usabilidad.
Tanto es así, que unos jartos australianos han salido a la calle con un KDE 4 instalado en Linux para engañar a la gente diciendo que era el nuevo Windows 7 y han quedado maravillados con su aspecto:
Quizá si hubieran usado KDE 4 sobre Windows 7, no habría sido tan grande el engaño:
Cómo ha cambiado la cosa en una década. Si comparamos a Vista con Windows 2000 no creo que el cambio haya sido tan salvaje como lo que ha sucedido entre las primeras versiones de GNOME o KDE y las actuales. Vamos por buen camino, aunque todavía queda romper los lazos de la compatibilidad cognitiva con el resto de S.O.s e innovar de verdad, aprovechando la flexibilidad del software libre en su máxima expresión 🙂
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