Ayer estuve leyendo la crítica de Jorge Cortell al adoctrinamiento pro-copyright de los estudiantes de primaria que han perpetrado entre Microsoft, Telefónica, NBC Universal, el Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO) y la Consejería de Educación del Principado de Asturias. Casi nada :-O
Con el irónico nombre de «Educar para crear», todo un ejercicio de doblepensar, esta campaña pretende inculcarnos desde pequeñitos algo que no es intuitivo, que es artificial y que va en contra del buen entendimiento entre personas y de la propia cultura. Nos dicen que compartir no es bueno, que es mejor contribuir mínimamente a la fortuna de un productor audiovisual que prestar libros o películas a tus compañeros y amigos. Nos dicen que solamente hay una manera de rentabilizar tus esfuerzos intelectuales, que es plantando una cerca al rededor y poniendo un peaje en la puerta (a pesar de que casi siempre lo cercado encierra árboles que no has plantado tú).
Ya los estoy oyendo: «no podéis regalar lo que no es vuestro», «¿os gustaría que hicieran lo mismo con vuestras cosas?».
Puedo regalar lo que no es mío cuando tampoco es tuyo, sino que pertenece a toda la humanidad. La creatividad SIEMPRE se construye sobre el pasado, no habéis inventado nada desde cero y quien pule por última vez la bola para hacerla más redonda no se convierte en su dueño.
Claro que me gustaría que hicieran lo mismo con mis cosas, por eso publico siempre que puedo con licencias copyleft. Entiendo que mi creatividad bebe de todas las ideas de grandísimos pensadores que han puesto los cimientos para que nos sea más fácil entender el mundo y repensarlo. Soy lo suficientemente humilde como para aceptarlo, al contrario que otros «creadores» que piensan que su obra sería idéntica aún si hubieran nacido en mitad de un desierto sin contacto alguno con la cultura.
Esto es algo casi intuitivo, las culturas de todo el mundo lo han entendido sin necesidad de adoctrinamiento, y gracias a esto mismo gozamos hoy de tradiciones culturales milenarias que se han ido copiando sin problema alguno hasta nuestros días.
La campaña de «Educar para crear» no es ni siquiera un ejercicio de creatividad. Hace muchos años que se viene tratando de hacer comulgar a los niños con ruedas de molino, y se sigue repitiendo una y otra vez con campañas que dan vergüenza ajena (más ejemplos aquí, aquí, aquí, aquí, etc.).
El propio día de Internet casi me da un mal al ver la campaña del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio para «usar bien Internet»: además de estar plagada de errores, instan a los padres a hackear a sus propios hijos, metiéndoles troyanos, keyloggers y demás parafernalia. Desde luego, no me parece la mejor manera de «usar bien Internet», pero como decíamos, el doblepensar está a la orden del día.
Este vídeo me parece especialmente representativo: «no sabía que estaba haciendo algo malo», «todo el mundo lo hace». Dan en el clavo, el actual sistema 1) es contraintuitivo y 2) va en contra de lo que la sociedad hace.
Sin embargo este ingente esfuerzo en lavar nuestros cerebros no ha dado resultado. Grandes pensadores como Leon Tolstoi o Lawrence Lessig critican el antiguo modelo de remuneración al autor. Es necesario que se pongan cada vez menos trabas a la transmisión omnidireccional de la cultura.
Por suerte hay profesores con mayúsculas que dedican su esfuerzo a cultivar su saber y el de otros, eliminando las vallas que lo cercan, defendiendo la cultura al compartirla. La comparación de cultura con cultivo no es gratuita, esa es su etimología. Lo bueno del cultivo cultural es que puede compartirse sin que pierda su valor 🙂
Quizá la mejor manera de denunciar el absurdo sea con buen humor:
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