En ambientes linuxeros ciertas distribuciones tienen fama de fáciles (quizá os vengan a la cabeza distros como Mandriva, Fedora, Ubuntu) y otras tienen fama de difíciles e incluso imposibles (Debian, Gentoo, Slackware). Dejando de lado las impresiones personales, hay algunas de estas famas que no tienen en cuenta el día a día. Instalar una distribución puede ser muy fácil, pero si su mantenimiento es complicado, esa distribución debería considerarse difícil. Sin embargo, esto normalmente no sucede. Juzgamos a las distribuciones de GNU/Linux en función de su proceso de instalación, y lo peor de todo es que normalmente no dedicamos más de 30 minutos en instalar un sistema operativo y sí pasamos horas y horas utilizándolo y actualizándolo.
En el blog de Andrew Cowie un artículo sobre cómo aprender Linux en el que se muestra una gráfica que compara estas dos variables, facilidad de instalar y facilidad de actualizar. Estoy bastante conforme con sus valoraciones:
Sorprende la posición de Ubuntu, que puntúa muy bien en ambos aspectos. La verdad es que Ubuntu ha dado en el clavo haciendo una «Debian fácil» (algo que quiso conseguir hace bastante tiempo Debian Progeny). Sus paquetes no tienen el acabado final de los de Debian, pero la gente lo quiere rápido y fácil y es lo que Ubuntu da.
La comunidad de usuarios de Ubuntu va creciendo muy rápidamente y eso se nota en la publicación de libros liberados bajo la GFDL sobre la distribución africana, entre otras muchas iniciativas para fomentar su uso.
Con relación a este tema, Adam Clemson opina que slackware no es para nada tan difícil!
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